CON EL HUMO DEL CIGARRO

Esta es otro de las muchos relatos que escribí y tengo por ahí guardados. ¡Ojalá guste a quien lo lea!

PEDRO YA LA ESPERABA.
SE PRESENTÓ ANTE ÉL LÁNGUIDA Y BURLONA, DESPARRAMÁNDOSE TODA ELLA SOBRE EL SOFÁ QUE HABÍA FRENTE A ÉL, TRAS MATERIALIZARSE, -COMO OTRAS VECES-, CON EL HUMO DEL CIGARRO QUE PEDRO SOSTENÍA ENTRE SUS DEDOS.
SU ROSTRO, MEDIO OCULTO POR UN CABELLO SIN FORMAS Y SIN FIN, - QUE CAÍA PESADAMENTE SOBRE AQUELLA EXTRAÑA Y ENVOLVENTE LIGEREZA DE LA QUE PARECÍA ESTAR CREADA-, NO EXPRESABA EMOCIÓN ALGUNA.
CON LA MIRADA COMPLACIENTE, OSCURA Y ALGO PEREZOSA; ELLA, LE PREGUNTÓ UNA VEZ MÁS:

-¿QUÉ TAL ESTÁS HOY?-

SENTADO EN EL GASTADO SILLÓN Y OCULTO POR LAS SOMBRAS DEL ATARDECER DE UN LUNES CUALQUIERA, PEDRO LA SOSLAYÓ CEÑUDO.
PORQUE MUY A SU PESAR, -CADA VEZ QUE INTENTABA APARTAR LA MIRADA DE SUS FORMAS INDEFINIDAS-, SUS OJOS VOLABAN HECHIZADOS HACIA LA HIPNÓTICA, INQUIETANTE Y FRÍA PROFUNDIDAD HOQUEDAD DE AQUELLA MIRADA SIN VIDA.

-¿ACASO NO ES GRATA MI PRESENCIA, ESTA VEZ?- INQUIRIÓ ELLA ENTRE RONRONEOS, MIRÁNDOLO CON OJOS ENTORNADOS Y MALICIOSOS.

-¿QUÉ PRETENDES?- LE EXPETÓ ÉL ENOJADO COMO UN NIÑO AL TIEMPO QUE ENCENDÍA OTRO CIGARRO.

ELLA AGITÓ UNA DE SUS MANOS PEREZOSAMENTE, QUE DESACIÉNDOSE EN EXTRAÑAS Y TURBIAS FORMAS, ROZARON EL ROSTRO DE PEDRO PARA TOMAR SU FORMA INICIAL UN SEGUNDO DESPUÉS.

ÉSTE SE ENCRESPÓ AL SENTIR QUE AQUELLA CARICIA LO ENVOLVÍA HASTA CASI ARRANCARLE EL ÚLTIMO ATISBO DE VOLUNTAD.
INCÓMODO, SE REMOVIÓ DENTRO DEL SILLÓN.

-YA LO SABES. HACERTE COMPAÑÍA- RESPONDIÓ ELLA CON UNA INOCENCIA TAN REAL QUE CASI PARECIÓ SINCERA.

PEDRO DIÓ VARIAS CALADASS PROFUNDAS Y CONTINUADAS AL CIGARRO:

-DÉJAME EN PAZ. NO QUIERO VERTE MÁS-

LA SONRISA DESCUIDADA, MUNDANA, QUE PEDRO HABÍA LLEGADO A CONOCER TAN BIEN SE ACENTUÓ:

-TE ENGAÑAS A TÍ MISMO. TÚ NO QUIERES QUE ME VAYA... SIGES TAN SOLO COMO ANTES-

PEDRO ECHÓ LA CENIZA DEL CIGARRO DENTRO DE UN CENICERO SUCIO QUE REPOSABA EN EL SUELO, JUNTO AL SILLÓN. LAS COLILLAS APILADAS AMENAZABAN CON CAER FUERA.

-PERO TÚ NO ERES ELLA...-MURMURÓ CON RESENTIDA Y AMARGA TRISTEZA.

CON VOZ MELODIOSA, LASTIMERA, CASI HUMANA; LA OYÓ DECIR:

-NO NO LO SOY. PERO... ¿AÚN NO SABES QUE PUEDO SER LO QUE TÚ QUIERAS?-

PEDRO SUSPIRÓ CON CANSANCIO, AFIRMANDO:

-TÚ NO ME DEJAS OLVIDARLA-

ELLA LE OBSERVÓ CAUTELOSA, INDAGANDO. HABÍA ALGO NUEVO EN LAS PALABRAS DE ÉL.

-EN TÍ NO HAY NADA DE ELLA QUE SEA VERDADERO. Y CON TU PRESENCIA VUELVES RANCIO SU RECUERDO-

ELLA CONTINUÓ MIRÁNDOLO CON TAIMADA CURIOSIDAD. ALGO DESCONOCIDO PARECIÓ SURGIR EN LA MIRADA DE PEDRO.

-SIGUES NECESITÁNDOME...-LE SUSURRÓ CON VOZ TENUE, APAGADA, ENGAÑOSA.

POR PRIMERA VEZ EN MUCHOS DÍAS ÉL SONRIÓ:

-NO, ESO YA NO ES CIERTO. ESO ES LO QUE TÚ HAS QUERIDO HACERME CREER TODO ESTE TIEMPO. PERO ERAS TÚ, LA QUE NECESITAS DE MÍ PARA EXISTIR-

EN LA MIRADA FUGAZ, SIN FONDO, OSCURA DE ELLA ASOMÓ ALGO PARECIDO A LA SORPRESA CUANDO COMPRENDIÓ:
PEDRO ERA MÁS FUERTE.

... PERO CUANDO DESCUBRIÓ DE QUE SE TRATABA, FUE YA DEMASIADO TARDE.

-¡QUIERO QUE TE VAYAS!- LE ORDENÓ ÉL CON FIRMEZA.

DESORIENTADA, CON DESESPERADA EXPRESIÓN DE TERROR, LO MIRÓ. PEDRO NO SE CONMOVIÓ.
ELLA NO DIJO NADA.
UN ATISBO METÁLICO A MUERTE SE DIBUJÓ EN SU ROSTRO.
ESTA VEZ, PEDRO, LOGRÓ APARTAR SU MIRADA DE LA DE ELLA Y MANTENERLA FIJA EN OTRO LUGAR.

UN GEMIDO AHOGADO, AGONIZANTE, SE EXTENDIÓ POR TODA LA HABITACIÓN EN EL INSTANTE QUE PEDRO APAGÓ EL ÚLTIMO CIGARRO.

SILENCIO.

AL MIRAR NUEVAMENTE FRENTE A ÉL, HACIA EL SOFÁ, ELLA NO ESTABA.
HABÍA DESAPARECIDO ENVUELTA CON EL HUMO DEL CIGARRO QUE AÚN FLOTABA EN EL AIRE.