¿Quién predica de la viga en el ojo ajeno,
sin ver el tamaño de la viga en su propio ojo?
¿Quién camina, quién encuentra, quién acepta?
Y confié, ¡cuánto confié!
Y cedí, ¡cuánto cedí!
Y me entregué, ¡cuánto, cuanto, cuanto me entregué!
Y después de todo, nada.
OM MANI PADME HUM
SIN RESPIRACIÓN
Y los planetas siguen girando.
Y he aquí,
que aún sigo respirando
-sin respiración-
socavando el aire de mis entrañas.
Ajena a mí misma, confundida, extraña.
Fetal.
TIRÉ PIEDRAS...
Tiré piedras sobre mi propio tejado.
Tiré.
Por anteponerte a mi misma y a todo lo demás,
tiré piedras sobre mi propio tejado.
Tiré.
¿Quién soy?